El sentimiento de rechazo, es una de las peores sensaciónes que una persona puede sentir en su vida, ya que le puede destruir completamente, sobre todo si ese rechazo se lo autoimpone uno mismo como consecuencia.
El rechazo al fin y al cabo, es que haya una respuesta negativa y dañina hacia algo que tu eres, sientes o dices y si tu lo percibes asi hacia algo que es tuyo o que eres tú, duele mucho, porque en definitiva, todos buscamos sentirnos queridos, que nos quieran y querer nosotros a los demás, no hay mayor sensación que ello. Por eso el rechazo es todo lo contrario a ello.
Con ello puedes creer que por tu culpa, por ser como eres, sienteas que no encajas, que no te quieren, que no te tratan con respeto, que no cuentan contigo, que se ríen de ti, que no confían en ti, que no te tratan con cariño… y si tu, por algún casual no puedes hacer frente, gestionarlo o desaogarte de alguna manera con otras personas que si te quieren, puedes caer en el autorechazo.
Y dicha sensación de rechazo puede ser real o no ya que gran parte de nuestra personalidad, se basa en nuestra percepción e interpretación del papel que tenemos en las relaciones sociales.
El gracioso no lo es porque tiene un don, es porque ha aceptado ese papel, ya que alguna vez habrá percibido que siendo así, gusta. El que es introvertido también no es por elección propia, es porque percibe que abrirse a los demás, quizás sea perjudicial para él. Todo es así. Nos basamos en nuestra percepción ante los demás, para darnos una percepción a nosotros mismos. Y todo se aprende y se forma a base de experiencias.
Pero el rechazo, aunque desagradable, es un proceso por el que todo el mundo alguna vez tenemos que pasar y al contrario de todas las imagenes motivadoras que te dicen que todo esta bien, todo es amor, es energia positiva, es fluir… no, no todo es así y por eso hay que saber gestionarlo.
Por eso, el rechazo nos hace ver esa parte del mundo que no es tan bonita, y nos debería de ayudar a entender nuestros sentimientos, conocer qué nos molesta, qué no, poner limites, ser más permisivos, elegir con qué tipo de personas queremos compartir nuestra vida… etc
Es decir, es un elemento clave para el desarrollo personal y emocional de una persona, asi como para su forma de ser y saber gestionar esa negatividad.
El problema viene cuando esa sensación de autorechazo se enquista en alguien y siente que no puede gestionarlo, que está solo, que no tiene a nadie para pedir ayuda y que siente a todo el mundo una amenaza y empieze como medida de protección a rechazarse a si mismo dandose a la bebida, a las drogas, autolesionandose o alejandose de los demas.
Por consecuente, nuestra libertad de ser, hacer, decir y de sentir o mostrar como realmente somos (Sin hacer daño a nadie), tiene los límites de sentirse aceptado o no por el resto, por lo que nuestra libertad individual, tiene un precio social muy elevado. Por ese motivo, preferimos evitar sentir esa sensación de rechazo y preferimos ver cohartada nuestra libertad a cambio de encajar en la «normalidad» social, para no sentirnos, precisamente distintos, molestos y rechazados.
Los rechazos más comunes
Si hablamos de la sensación del rechazo, cada uno resuena más con uno que con otros, por lo que estaría bien que nos comentarais con cual os identificáis más. Estos rechazos mas comunes suelen ser:
- Sentimiento de inferioridad: Sentir que no vale lo mismo que las personas con las que está o sentirse menos exitoso en comparación con los demás miembros del grupo. La persona puede creer que no está al mismo nivel o que no es digna de pertenecer al grupo.
- Diferencia de personalidad o valores: El ver que un estilo de comunicación, personalidad o valores son diferentes a los tuyos y sentirte excluido o incomprendido por ello. Por ejemplo, ser más introvertido en un grupo de personas muy extrovertidas o en casos en los que se involucra la cultura, costumbres, genero, orientación sexual…
- Ausencia de interacciones positivas: Si los demás no muestran interés en interactuar o establecer una relación con la persona, esto puede interpretarse como rechazo. La falta de conversación, de miradas o de respuestas a sus comentarios puede hacer que se sienta ignorado.
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Críticas o Comentarios Despectivos: Recibir críticas negativas, burlas o comentarios despectivos, ya sea de manera abierta o sutil, puede llevar a la sensación de ser rechazado o no valorado por el grupo.
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Rechazo a lo que dices o Propones: Si la persona hace propuestas para socializar (como invitar a hacer algo juntos) y estas son rechazadas repetidamente o te hacen sentir que lo que dices no tiene ningún tipo de sentido, se puede interpretar esto como un indicio de que no eres bienvenido o deseado en el grupo.
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Lenguaje Corporal Negativo: Gestos como no hacer contacto visual, poner caras, alejarse físicamente o mostrar indiferencia pueden ser interpretados como señales de rechazo, incluso si no hay palabras explícitas involucradas.
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Experiencias Previas de Rechazo: Si la persona ha experimentado rechazo en el pasado, es posible que sea más sensible a situaciones ambiguas y las interprete como rechazo, aunque no sea la intención del grupo.
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Inseguridad y Autoestima Baja: Una persona con baja autoestima o inseguridades puede interpretar señales ambiguas como rechazo, incluso cuando no es la intención del grupo. Esto se debe a la tendencia a pensar que no es lo suficientemente buena, que no merece ser aceptada y que la percepción que tienen los demás de él o ella es lo más importante.
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Falta de Inclusión Activa: Si el grupo no hace un esfuerzo consciente por incluir a la persona en las actividades o conversaciones, esta puede sentirse dejada de lado, incluso si no hay una intención directa de rechazarla.
Es importante considerar que el rechazo puede ser tanto real como percibido, y muchas veces la percepción de rechazo se ve influenciada por las inseguridades personales y la interpretación subjetiva de las señales sociales.
¿Cómo se puede reaccionar a los rechazos?
Y esta es la pregunta clave, donde si la respondemos bien, nos puede cambiar la vida entera ya que cada uno respondemos a este sentimiento de una manera diferente. Las más comunes son:
Con Ansiedad Social
Sentirse rechazado puede desencadenar tristeza profunda, desánimo o incluso depresión, especialmente si la experiencia es recurrente o intensa. Esto puede llevar a convertirse en ansiedad social teniendo miedo a futuras interacciones sociales, llevando a la evitación de situaciones en las que se percibe la posibilidad de ser rechazado nuevamente. Asique las mentes de estas personas les llevan a una actitud de evitación, no participando en actividades sociales o eventos por miedo a repetir la experiencia.
Con enfados y culpabilidades
Algunas personas pueden reaccionar con enojo hacia quienes las rechazaron, o sentir resentimiento y odio hacia el grupo social en cuestión.También lo pueden tratar de explicar el rechazo a través de razonamientos como “ellos no me merecen” o “no necesito su aceptación”, lo cual puede ayudar a reducir el dolor emocional.
Esto sería un comportamiento defensivo, que incluso puede ser agresivo hacia quienes se perciben como responsables del rechazo.
Con Verguenza
Sentirse avergonzado o humillado, especialmente si el rechazo fue público o muy evidente, puede llevar a la persona a retraerse o evitar la exposición social, lo que empujaría más hacia una fobia social.
Con confusión e incredulidad
No entender las razones del rechazo puede generar confusión y desconcierto, llevando a cuestionarse qué se hizo mal o por qué se fue rechazado.
Al no comprenderlo, puede llegar a pensar que todas las personas o grupos actuarán de la misma manera, lo que puede llevar a expectativas negativas en futuras interacciones sociales.
Con conductas autodestructivas
La persona puede caer en un ciclo de autocrítica y cuestionamiento personal, pensando que algo está mal con ella o que tiene defectos que justifican el rechazo. Esto, impacta negativamente en la autoestima y la seguridad en sí mismo, afectando a la confianza en sus capacidades sociales.
Si esto no se remedia, puede desarrollar un miedo persistente al rechazo, afectando la disposición a participar en nuevas interacciones sociales y limitando el desarrollo de nuevas relaciones, creando una desconfianza general hacia los demás, creyendo que siempre existe la posibilidad de ser rechazado o traicionado.
En casos extremos, el rechazo social puede llevar a conductas más autodestructivas, como el abuso de sustancias, la autolesión o incluso pensamientos suicidas.
Intentos de una Aceptación forzosa
Algunas personas intentan con más fuerza ser aceptadas, adaptándose a las expectativas del grupo, modificando su comportamiento, personalidad o apariencia para intentar encajar mejor con el grupo y buscar la aprobación. Incluso pueden Intentar destacar o “probar” su valía de manera excesiva en otros aspectos de la vida, como en el trabajo, estudios o actividades donde se sienta más competente.
Pero aunque estas sean las más comunes y por las que todo el mundo, en mayor o menor medida hemos pasado alguna vez, hay que sabe que existen maneras de desarrollar resiliencia y estrategias para manejar estos sentimientos de manera saludable, como buscar apoyo emocional, trabajar en la autoestima y desarrollar habilidades de afrontamiento.
Cómo se debería de reaccionar a los rechazos
Lo primero que hay que tener en cuenta es que se necesita paciencia y mucha para llegar a sobrepasar este sentimiento, sobre todo si lleva mucho tiempo enquistado con el individuo.
1. Desarrollo de la Autoestima
La autoestima es la percepción que tenemos de nuestro propio valor. Una autoestima fuerte puede ayudarnos a afrontar el rechazo mucho mejor.
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Identificar y Reestructurar Pensamientos Negativos:
- Reconocer pensamientos automáticos negativos como “no soy lo suficientemente bueno” y reemplazarlos por pensamientos más realistas y positivos, como “no todos tienen que gustar de mí, pero eso no me hace menos valioso”.
- Reconocer pensamientos automáticos negativos como “no soy lo suficientemente bueno” y reemplazarlos por pensamientos más realistas y positivos, como “no todos tienen que gustar de mí, pero eso no me hace menos valioso”.
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Practicar el Autocuidado:
- Dedicar tiempo a actividades que te hagan sentir bien contigo mismo, como ejercicio, hobbies, meditación o cualquier actividad que refuerce tu sentido de bienestar personal.
- Dedicar tiempo a actividades que te hagan sentir bien contigo mismo, como ejercicio, hobbies, meditación o cualquier actividad que refuerce tu sentido de bienestar personal.
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Autocompasión:
- Tratarte con la misma amabilidad y comprensión con la que tratarías a un amigo en una situación similar. Evita la autocrítica severa y recuerda que todos experimentan rechazo en algún momento.
- Tratarte con la misma amabilidad y comprensión con la que tratarías a un amigo en una situación similar. Evita la autocrítica severa y recuerda que todos experimentan rechazo en algún momento.
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Reconocer Logros y Cualidades:
- Hacer una lista de tus logros y cualidades positivas y revisarla cuando sientas que tu autoestima está baja. Esto puede ayudarte a recordar tu propio valor.
2. Reestructuración Cognitiva
Cambiar la forma en que interpretas el rechazo puede ayudarte a reducir su impacto emocional.
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Despersonalizar el Rechazo:
- Recordar que el rechazo no siempre tiene que ver contigo personalmente. Puede ser el resultado de circunstancias o preferencias de los demás o incluso un malestar ajeno, que se traduce en rechazo hacia otra persona, que puedes ser tú u otro.
- Recordar que el rechazo no siempre tiene que ver contigo personalmente. Puede ser el resultado de circunstancias o preferencias de los demás o incluso un malestar ajeno, que se traduce en rechazo hacia otra persona, que puedes ser tú u otro.
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Aceptar la Falibilidad:
- Reconocer que no todos tenemos que llevarnos bien con todos y que está bien no ser aceptado por cada grupo o persona.
- Reconocer que no todos tenemos que llevarnos bien con todos y que está bien no ser aceptado por cada grupo o persona.
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Reencuadre Positivo:
- En lugar de verlo como una señal de fracaso, intenta ver el rechazo como una oportunidad para crecer y aprender más sobre ti mismo y sobre las personas con las que deseas relacionarte.
3. Fortalecimiento de la Resiliencia Emocional
La resiliencia emocional es la capacidad de recuperarse de experiencias adversas. Desarrollarla te ayudará a manejar mejor el rechazo.
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Practicar la Tolerancia a la Frustración:
- Enfrentar pequeñas frustraciones y aprender a manejarlas puede ayudar a reducir la intensidad emocional ante situaciones de rechazo más grandes.
- Enfrentar pequeñas frustraciones y aprender a manejarlas puede ayudar a reducir la intensidad emocional ante situaciones de rechazo más grandes.
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Mindfulness y Meditación:
- Practicar la atención plena (mindfulness) y la meditación puede ayudarte a mantenerte centrado en el presente y a manejar tus emociones con mayor calma y equilibrio.
- Practicar la atención plena (mindfulness) y la meditación puede ayudarte a mantenerte centrado en el presente y a manejar tus emociones con mayor calma y equilibrio.
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Buscar Apoyo Social:
- Hablar con amigos, familiares o un terapeuta sobre tus sentimientos de rechazo puede proporcionarte una perspectiva externa y apoyo emocional. Además de que al hablarlo y sacar tu malestar fuera te ayuda a sentirte bien en todos los casos. El apoyo externo es esencial.
- Hablar con amigos, familiares o un terapeuta sobre tus sentimientos de rechazo puede proporcionarte una perspectiva externa y apoyo emocional. Además de que al hablarlo y sacar tu malestar fuera te ayuda a sentirte bien en todos los casos. El apoyo externo es esencial.
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Flexibilidad Cognitiva:
- Mantén una mente abierta ante el cambio y la incertidumbre. Practica el ver las cosas desde diferentes perspectivas para adaptarte mejor a diversas situaciones.
4. Establecer Relaciones Saludables
Construir y mantener relaciones sanas y auténticas es fundamental para sentir apoyo y pertenencia.
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Buscar Grupos o Comunidades con Intereses Comunes:
- Unirse a grupos que compartan tus intereses o valores puede ayudarte a conectar con personas con quienes tengas más afinidad.
- Unirse a grupos que compartan tus intereses o valores puede ayudarte a conectar con personas con quienes tengas más afinidad.
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Cultivar Relaciones de Apoyo:
- Dedica tiempo y energía a aquellas relaciones que te hacen sentir aceptado y valorado. Estas personas pueden ser una fuente de apoyo emocional en momentos de rechazo.
- Dedica tiempo y energía a aquellas relaciones que te hacen sentir aceptado y valorado. Estas personas pueden ser una fuente de apoyo emocional en momentos de rechazo.
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Establecer Límites Saludables:
- Aprender a decir no y establecer límites claros puede protegerte de entornos y personas que no contribuyen a tu bienestar. O incluso a aquellos con los que te sientes bien, pero en un momento dado te pueden hacer sentir mal, decirlo con respeto y educación es de tener una buena autoestima y autocuidado a pesar de que pueda parecer que seas débil.
5. Aceptación y Autenticidad
Aceptarte a ti mismo y actuar de manera auténtica puede reducir la necesidad de buscar la aprobación de los demás.
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Aceptar tus Emociones:
- Reconoce y acepta tus sentimientos de rechazo sin juzgarte. Permitirte sentir el dolor y luego dejarlo ir puede ayudarte a procesarlo de manera más efectiva.
- Reconoce y acepta tus sentimientos de rechazo sin juzgarte. Permitirte sentir el dolor y luego dejarlo ir puede ayudarte a procesarlo de manera más efectiva.
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Ser Fiel a Ti Mismo:
- Actúa de acuerdo con tus valores y creencias, en lugar de tratar de encajar a toda costa. La autenticidad suele atraer a personas que valoran lo que eres realmente.
- Actúa de acuerdo con tus valores y creencias, en lugar de tratar de encajar a toda costa. La autenticidad suele atraer a personas que valoran lo que eres realmente.
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Aceptar la Imperfección:
- Nadie es perfecto, y eso incluye nuestras interacciones sociales. Aceptar tus errores y los de los demás puede aliviar la presión y permitir relaciones más auténticas.
6. Psicoterapia o Coaching
Si el sentimiento de rechazo es recurrente y afecta significativamente tu vida, buscar ayuda profesional puede ser una opción efectiva.
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Terapia Cognitivo-Conductual (TCC):
- La TCC puede ayudarte a identificar y cambiar patrones de pensamiento y comportamiento que perpetúan el sentimiento de rechazo.
- La TCC puede ayudarte a identificar y cambiar patrones de pensamiento y comportamiento que perpetúan el sentimiento de rechazo.
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Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT):
- ACT se centra en aceptar los sentimientos negativos y actuar en coherencia con tus valores, incluso ante la posibilidad de rechazo.
- ACT se centra en aceptar los sentimientos negativos y actuar en coherencia con tus valores, incluso ante la posibilidad de rechazo.
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Coaching Personal o Grupal:
- Un coach puede ayudarte a desarrollar habilidades específicas para afrontar el rechazo y mejorar tu capacidad de relacionarte con los demás.
Mi propia situación
Hoy en día yo me siento muy mal conmigo mismo, constantemente rechazandome y sintiéndome muy mal. No sé como explicarlo, es una sensación rara. Es como que por ser yo, ya estoy abierto a pasarlo mal porque no tengo voluntad de querer ser como quiero ser en este mundo que lo siento tan «hostil».
Es como tener un disgusto continuo en el estómago, como una sensación de ansiedad cuando estoy con los demás, no por fobia social, sino porque estoy sufriendo mientras me relaciono en cualquier tipo de entorno para ello, porque noto que tengo una personalidad muy fragil y por ello no soy capaz de disfrutar de ninguna compañía.
Considero que tengo unas cualidades muy buenas como persona, ya que soy gracioso, muy empático, hablador, ingenioso, creativo, positivo, echado para adelante… pero justamente todas esas cualidades son las que siento que me hicieron llevarme disgustos de la gente, por eso mi mente evita que ese rechazo vuelva a ocurrir y me deja con un malestar para evitar juntarme con la gente ya que no soportaría más ese tipo de sensaciones de rechazo e inferioridad a la que no soy capaz de hacer frente.
Cuando he sido feliz, era cuando pensaba que yo era importante, así como los demás lo eran para mi y donde la clave de la vida era esa unidad, esa protección, esa aceptación que entre todos nos teníamos que dar. Cuando eso fue superado por un sentimiento negativo creado por los que se supone que eran mis amigos, además de que ya tuviera un miedo heredado a que justamente ocurriera eso, todo mi mundo cambió.
Ahora, toda aquella actitud bromista, creativa, positiva, dicharachera, activa… que tenía, era y es un peligro para hacerme sentir mal con la gente, por lo que mi mente, antes de que ocurra, ya me da esa sensación negativa de mi mismo, para protegerme y no sufrir más socialmente.
Y sé que tengo don de gentes, caigo bien, soy guapete, le hago gracia a la gente… pero siento que eso se puede volver en contra mia, porque lo he sentido varias veces (Como todo el mundo) en mi niñez, sintiéndome rechazado y haciéndome ver débil ante los demás, sintiendome dominado por ellos y no por mi voluntad y libertad. Así, siento que cualquiera puede ser mi enemigo, sobre todo en la parte del humor, donde es mi arma de doble filo, ya que a todos nos gusta ser los graciosos, que la gente se lo pase bien con nosotros, reirnos todos… pero si sientes que por ello te tratan como tonto, te hacen de menos, que no te respetan… en mi caso no sé cómo reaccionar a eso que los demás me transmiten y de alguna manera, me siento así.
Al no entender muy bien esos «rechazos» hacia mi, intenté encontrar una explicación, y llegué a la conclusión de que en el fondo, a la gente, no les importa los demás. Es decir que la naturaleza humana se basa en el egoismo y en buscar el bienestar del individuo, donde en ese bienestar, entran las relaciones sociales como herramienta para sentirnos bien, pero que en todo caso, utilizamos a los demás como medios para satisfacer nuestras necesidades emocionales, creandose en consecuencia los roles dentro de un grupo social.
Bueno, en fin, es un cúmulo de puntos y coincidencias que detallaré a continuación pero que todos, de alguna manera están interconectados entre sí:
- El apego a mi madre: No sé si por ser el menor estoy más conectado a mi madre, pero ella siempre ha sido de estar sola, de no tener amigas, de sentirse ninguneada por el resto, sin poder integrarse en ningún grupo, de sentirse apartada y sobre todo… de no hacer nada cuando se cometía una injusticia contra ella y aceptarlo todo,tragando. Y suena irónico pero aunque «rechaza» un poco todo lo social, luego es la primera en sacrificarse por los demás y no es capaz de decir nada malo a nadie. Demasiado empática con los demás pero nada con ella misma. Y yo, esa sensación de rechazo también lo he heredado, pero a mi manera y de otra forma y esto hace que quiera pero no pueda socializar libremente por mi mismo.
- El miedo: Así se me creó ese miedo a los demás. Este miedo se basaba en todo lo malo que una persona me podía hacer sentir a mi, es decir en la sensación de rechazo. Y por qué la gente puede hacer sentir mal a otra? Porque existe «la maldad humana» a lo que somos capaz de hacernos entre nosotros. Y cuando ocurre eso? Cuando hay envidia, celos, queremos estar por encima de los demás… es decir, en los momentos que nos anteponíamos en los demás, sin pensar el daño que podemos hacer al resto, por lo que en resumidas cuentas, cuando alguien es EGOISTA. Seamos honestos, actitudes egoistas han ocurrido y ocurrirán siempre, incluso yo he visto con mis propios ojos actos egoistas sin yo tomarmelo mal, pero era más el miedo a pensar en ello como personas malas que me podían hacer sentir mal y que si eso ocurriera, yo no sería capaz de defenderme. Pero yo no entendía porque sentía ese miedo a aquello.
- El antiegoismo: Como aquello, hemos dicho que miedo=rechazo=maldad humana=egoismo=terror y caos (Para mi) y eso mismo es lo que mi madre siente, he aprendido a no pensar absolutamente en mi para no ser aquello que me da miedo y no quiero ser. Y esto también es algo curioso. Yo siempre he pensado, que si efectivamente, yo no pienso en mi, pero si en los demás y que si todos hacemos lo mismo, el mundo iría mucho mejor. Pero es una utopía porque en la práctica eso no es asi y creo que hasta sería inviable, por lo que hay un mínimo en los que uno tiene que mirar por su bienestar, sobre todo cuando estás en tu derecho o hay algo que te perjudica. Pero efectivamente, si existe el miedo, yo me veo anulado totalmente para poder defenderme, no quiero ser egoista y ni soy capaz de serlo, por lo que solamente acepto el mal y al no saber como gestionalo, me lo como.
- El humor: Y aquí entra otro de los protagonistas principales de mi vida, que es una cualidad que yo tengo, el humor y verle a todo el lado positivo y gracioso, lo que me hace no ser un dramas. A quién no le gusta ser el más gracioso, ser el más extrovertido, hacer reir a la gente? A todo el mundo! Pero claro, eso tiene otra contrapartida, la sensación de que por ello, sientan envidia, celos y te hagan sentirte como que eres tonto y poco inteligente por utilizar el humor. Así que sí, ese miedo que tenía al rechazo, lo relacioné (y viendo lo que ocurría en mi alrededor) a que por ser como yo era, lleno de humor, alegria, positivo etc, me tratasen como tonto,raro, poco inteligente, no me respetasen, no me tratasen como uno mas y me tuvieran como un bufón y no como persona.
Esto lo he tenido parece ser que desde muy pequeño, teniendo unos entornos sociales en los que estaba prácticamente ausente de ese miedo (En la escuela y en el fútbol) pero en otros, donde lo podía palpar y me ponía muy nervioso el simple hecho de pasar por ahí (Por la calle). Tuve muchas intentonas de unirme a un grupo de amigos para estar en la calle y quitar ese miedo, pero de alguna manera, precisamente ese miedo no me dejaba estar cómodo en ninguna situación. Hasta que ya, en mi adolescencia y creyendo que el miedo era solo sensación mía, ocurrió lo que yo llamo el incidente:
*EL incidente*: Justamente para estar en la calle, acudí a través de un amigo de la escuela, a juntarme con otras personas de la calle. Al pirncipio muy bien, pero con el tiempo, mi humor, mi actividad que no paraba y por mi forma de ser, empezaron a reirse y a decirme que yo estaba loco, cosa que a mi me gustaba, ya que quería decir que lo pasaban bien conmigo y yo era como me daba la gana. Pero hubo una persona, que me lo empezaba a llamar de forma un poco despectiva, como que a mi me faltava un herbor de verdad, que no sabían que se esperaba de mi porque estaba loco, cuando yo decía algo tener esa perspectiva de que no tenía sentido porque yo estaba loco, de pedirme la opinión pero porque estaba loco y a ver que podía decir como loco y no como persona… y de repente, me encontraba que no podía hacer frente a esa situación, incluso empeoró porque se contagió al resto del grupo que me trataran así. Yo me veía claramente rechazado, rebajado y no quería sentirme aquello a lo que siempre he temido que se estaba convirtiendo en realidad. Paralizado por el miedo, sin saber que hacer, finalmente un día exploté delante de algunos (No estaba el autor de todo), lloré y me fui de ese entorno. Claro, esto fue un remedio que yo puse, con terribles consecuencias como se podrá ver.
- Pánico a aquellas personas y pánico al humor: Desde entonces y aunque ya hayan pasado más de 20 años, aún sigo de alguna manera recordando aquellas sensaciones y muchas veces el humor, me hace recordar aquello. Por eso, el humor se ha convertido en un trauma, en algo que no es positivo para mi. De hecho, ni el humor, ni el positivismo, ni la creatividad… es decir, mi propia manera de ser me hacen sentir mal. Hoy día cuando los veo por la calle por casualidad o veo sus fotos por redes sociales, me entra cierto malestar y les tengo miedo a día de hoy. Y es cierto que lo que ocurrió y cuando me lo hicieron pasar mal, quizá no fue para tanto visto desde fuera, pero juro que para mi ha sido como un trauma a la misma altura que los que sufren un gran trauma como una violación.
- La indefensión aprendida: Así mismo y como no pude gestionar o a hacer frente a aquello, entendí que no soy capaz de protegerme a mi mismo. Aprendí que no era capaz de decir nada a no pensar en mi (porque sería egoista) y al no hacer sentir mal a nadie, incluso aunque en juego esté mi sufrimiento. Así, frente a un posible conflicto (Que para mi aquello lo fue, aunque no me defendí, pero me estaban diciendo algo que no me gustaba) que me cause algún tipo de malestar, mi actitud es de indefensión total y por ende, sufrir. Esa indefensión, que yo sé que la tengo, me produce inseguridad y un temor constante a un posible «conflicto» entre personas, donde yo, voy a salir el peor parado.
- La poca comunicación con nadie: Este es otro punto clave, donde creo que es esencial el apoyo externo en las situaciones donde uno lo pasa mal emocionalmente. Veo casi necesario compartir los problemas con los demás, el sacar todo lo malo que tienes en la mente, el recibir apoyo y el sentirte querido, protegido y apreciado por los demás, a pesar de todo lo malo que sientes. Sobre todo, esto tendría que ser con la familia. Sin embargo, nunca hemos tenido la costumbre de hablar de nuestras emociones y sentimientos. Además, aquella idea del egoismo y de que poco importaba yo en consecuencia me impedía hacerlo de forma natural, por lo que intenté gestionarlo yo de alguna manera, pero no pude.
- La obsesión: Asi que al pánico al humor y al trauma de aquello, se le sumó la obsesión por querer darle una explicación a mi malestar provocado por otros, y no llegué a ninguna otra conclusión que mi miedo no me había dicho ya: Al Egoismo humano. Por eso, no les importaba como me siento yo, por eso a la gente solo le importa lo de cada uno, por eso antes que yo, está cada uno, por eso no me puedo sentir importante para nadie, por eso este sufrimiento, por eso… el egoismo de la gente y que por consecuencia, ni yo ni nadie en realidad importamos a los demás, fue la obsesión que me ha llevado a vivir la vida que tengo hoy en día, en el absoluto limbo donde por ningún lado encuentro motivos para yo sentirme bien con el entorno. Si, otro cualidad mia es que soy cabezón y obsesivo con las cosas.
- El aislamiento: El hecho de que ya de por si, mis padres fueran poco sociales sin apenas vida social, se le sumaba el punto que viviamos en un monte, sin vecinos y sin apenas contacto humano, haciendo un caldo de cultivo perfecto para no tener contacto obligatorio con la gente y desarrollar más si cabe la ideas anteriormente descritas. Claramente, no es lo que quiero, porque como he dicho, yo soy una persona muy social y amigable, pero al no poder sentir nada positivo, al ver que tengo 0 voluntad, que me rechazo a mi mismo, me aislo totalmente de la gente y el lugar donde vivo, parece como si estuviera preparado para ello.
- El orgullo: Y llegamos a otro punto clave que creo que me perjudica bastante en mi proceso de superarlo: Mi orgullo. Pero creo que… en el fondo todos somos un poco así. Es decir, todos sabemos que dar un simple abrazo, si lo haces ahora mismo a la persona que tienes al lado, sabemos que te hará sentir mejor. Entonces… ¿Por qué no lo hacemos? ¿Por qué nos cuesta tanto? Igual yo. Sé que el hablar de este problema que tengo con mi familia, pedir consejos, pedir un abrazo, escribir en un papel las cosas que siento, ir a un psicologo, incluso llorar… son cosas que me vendrían bien. Sin embargo mi mente de alguna manera lo evita ya que el hacer eso, significa que no estoy bien y no quiero invertir el tiempo en cosas que no haría si estuviera bien. Mi mente quiere aparentar normalidad en mi, evadiendome con el teléfono, el Pc, durmiendo… cuando justamente eso dista mucho de tener una vida «normal». Mi orgullo me impide comunicar mis problemas, sentirme apoyado y el creer que yo mismo estoy mal ante los demás. Por eso evito centrarme en mi, es como una herida a mi orgullo a que tengo que hacer algo, cuando tendría que estar bien de por si. Además, el contar mis «debilidades» a otra persona, si justamente donde tengo problemas es en confiar y en sentirme importante para otros, como voy a contar con los demás? Justamente, ese es otro punto para no defenderme, el no mostrar debilidad ante aquellos que me causan malestar, porque siento que eso luego me lo pueden echar en cara o que lo pueden utilizar para hacerme daño porque «si, mira luego de que se queja este» y quiero evitar todo ello.
Y más o menos estos son todos los puntos que hace que mi vida sea un total sufrimiento.
1-Mentalmente ir a esa sensación y aunque sea en la imaginación, ver como que soy capaz de rechazar a ese rechazo y hacerme querer por mi mismo al menos.
Al final, esa sensación de rechazo te hace ver débil, te hace ver que no mereces ser amado por ello, que en el fondo no importas si no solucionas ese rechazo, que con ese rechazo es imposible que te quiras al 100%.
Y justamente la felicidad se basa en sentirse poderoso uno mismo y ese poder te da la sensación y un estado emocional optimo, ya que te aceptas y vas con todo por ti mismo. Así, te sientes poderoso, estás confiado, te ves bien a ti mismo, te gustas, tienes la capacidad de ver postiviamente las cosas y tienes libertad de hacer lo que quieras y ser como quieras, llegando a un estado feliz.
El problema es que el rechazo es menta, es decir no hace falta que ocurra el rechazo como tal para sentirlo y al igual que para estar más fuerte fisicamente, para tener más poder mental y hacer frente a este rechazo, hay que entrenarse, donde a cada uno le dan mejores resultados unos ejercicios que otros (Exposicion, repeticiones, escuchar consejos, escribir, hablarte delante del espejo…).
Algnos tilizan ese poder para someter a los demás, ya qe al verse speriores, no ay nada qe les peda acer frente o acerles sentir ien. Es na manera pero yo no la veo adecada. El poder al qe yo me refiero es aqel poder qe preciamente lca contra otros poderes qe tiliza el resto para someterte, es decir, t poder tiene qe servir para qe no te sometan y t pedas someter a aqellos qe desean qitartelo en n momento determinado.
está muy relacionado con que cada uno se sienta bien consigo mismo por como es, como actúa, lo que le rodea y por lo que tiene. Si cada uno está de acuerdo con todo ello, se sentirá importante y esto le hará sentirse feliz.
Claro que, todo esto es abstracto y cada uno lo siente y valora de forma distinta y a su manera, siendo esto tanto la mala, como la buena noticia.
Para una valoración y un autoconcepto positivo, se necesita cumplir ciertos factores, donde cada persona tiene los suyos propios también. Pero nunca estaremos satisfechos con las cosas que deseamos lograr y sentir y en teoría esto es bueno ya que nos ayuda a seguir persiguiendo aquello que deseamos. Aunque otras veces esos «fracasos» de no haber conseguido algo, se convierten en miedo y temor a que se repita, volviendo a ese sufrimiento del pasado (Depresión) o cosas que creemos que no seremos capaces de controlar en un futuro (ansiedad).
Al fin y al cabo, los miedos y nuestro ego son los peores enemigos que nos dominan y nos hacen sentir a merced de ellos, lo que pone en riesgo nuestro bienestar y felicidad.
Qué elementos nos afectan para sentirnos importantes
Según la psicóloga ya fallecida Judith Rich Harris para que una persona se sienta bien consigo mismo, necesita conseguir un balance entre 2 elementos clave:
- La identidad de cada uno: Cómo te ves a ti mismo, tus capacidades, tus fortalezas, tu autoestima, tus creencias de ti mismo…
- La reputación: Como crees que te ven los demás, qué sientes que eres para el resto, las etiquetas que te hayan dado…
Como véis, el autoconcepto está bien relacionado con el entorno social que nos rodea, ya que por supuesto, somos unos seres sociales y claro que nos importa y afecta lo que los demás piensen de nosotros, sobre todo si lo hacen sobre un factor que nosotros consideramos importante.
Por cierto, eres una persona bellísima e importante. ¿Te ha afectado, verdad? Y si te digo que eres una persona inútil y que tu presencia molesta, también. Sí, las palabras son un arma muy poderosa. Por cierto, sí que eres una persona maravillosa.
Con todo esto hay que empezar a quererse a uno mismo, ya que esto sí podemos controlar y no tanto lo que los demás hagan o digan de nosotros. Pero hay veces que nos sobrepasa, ¿verdad? y esto distorsiona lo que nosotros pensamos de nosotros mismos y volver a tener pensamientos positivos de nosotros, después de un ataque externo, a veces no es tan sencillo.
Por eso, una buena autodefensa sobre los pensamientos que queremos tener de nosotros mismos , es importante. Pero es algo que no te enseñan en ningún lado y cada uno, sobrevive como puede.
Asique, al igual que te fortaleces el cuerpo haciendo deporte, la mente también hay que fortalecerla, entrenándola.
La solución a todo esto son 40 días y hacer repeticiones. Sí, repeticiones mentales de lo que quieres sentir tú de ti mismo, dichas en presente y como si fuera ya real, unos 20 minutos al día, delante de un espejo, repitiéndotelo a ti mismo durante 40 días. Y es este el gran descubrimiento que tenemos, que nuestro cerebro aprende por repeticiones, nada más. Aunque de esto, ya hablaremos más adelante.
El significado de la vida (para mi)
Desde que casi tengo uso de razón entendí qué la vida trata de sentirte libre de hacer y ser lo que quieras, respetando siempre a los demás y en la medida de lo posible, haciéndoles sentir bien. No hay satisfacción para mi más grande, que ver que por mi, la gente está más a gusto, es decir, que mi presencia les sume.
Además, si todos pensaramos así, el mundo iría mucho mejor porque todos nos cuidaríamos a todos,¿verdad? Pues sí, si no fuera que para cada uno, la libertad y el respeto, las valora a su manera.
Pero a mi, con esa filosofía no me iba mal la verdad, y era capaz de hacer amistades con gran facilidad, de no juzgar a nadie y juntarme con todo tipo de gente.
Pero claro, no siempre es tan sencillo y bonito, hay veces que tienes que pelear por seguir pensando en tus ideales y puede haber algo que no te lo permita.
La autodefensa
He descubierto que las personas, nos ponemos en cierta manera a prueba los unos a los otros para ver cuál es el límite de cada uno o hasta que punto cedemos y somos tolerantes y ver que actitud podemos tener con las personas que nos relacionamos.
Claro, esta tolerancia o esos límites a veces no son voluntarios, es decir, una persona no toleraría ciertas cosas de otra, pero no sabe como poner esos límites o no sabe como «defenderse» de ello y parece que tolera y los demás se aprovechan de ello (Consciente o inconscientemente).
Un claro ejemplo de ello es el bullying que sufren los niños (Aunque entre adultos, también pasa).
Estas «puesta a prueba» y los resultados de ellas, dan como consecuencia, unos ciertos «roles sociales»
Por eso la importancia de la autodefensa reside en dejar claro cuáles son tus tolerancias y cuales no, de una forma respetuosa, para que no sea la otra persona quien decida lo que te puede decir y hacer, y seas tú mismo.
Y no me refiero a que saques tus puños y te pongas a pelear, de hecho, la autodefensa tiene que servir para evitar esas situaciones desagradables, para dejar claro a la otra persona que tú eres quién quieres ser y no lo que él o ella quiera.
Por eso, en mi caso, esa ideología de sentirme libre y hacer sentir libres a los demás, a veces hay que defenderla. Así pues, la ausencia de esta autodefensa, es uno de los motivos por los que me siento yo mal hoy día conmigo mismo.
¿Por qué tengo esa ausencia de la autodefensa? Bien, pues no lo tengo claro, es una mezcla de pensamientos negativos abstractos, donde se basaría en pensamientos negativos sobre la naturaleza de las personas y el hecho de socializar, que me da auténtico pánico ya no enfrentarme, sino que defenderme a mi mismo.
La no importancia del Yo
Ese miedo que yo tenía, neutralizaba mi propia autodefensa en mi forma de ser, donde me considero que soy una persona positiva, empática, graciosa, social, extrovertida, sinverguenza, amable y que le gusta hacer sentir bien a los demás.
Claro, como en todo, habrá personas a las que le guste como soy y otras no. Pero esa falta de autodefensa y evitar que lo negativo no me afecte dándome importancia a mi mismo, hace que le de más importancia al entorno, sintiéndome vulnerable y viendo a la gente como mis posibles enemigos ya que dependo de sus comentarios, para sentirme bien o mal.
Yo no entendía como aquel miedo abstracto hacía que mi autodefensa desapareciera, hasta que un día, le dí la respuesta más lógica que puede haber: Yo no importo nada.
Pero no por el hecho de ser yo, sino porque cada persona, cada ser vivo de este mundo, solo busca el beneficio propio en todo momento, pudiendo pasar el resto a un segundo plano. Entonces yo, que buscaba la felicidad mía a través de estar bien y sentirme importante para los demás, se me desmontó por completo, ya que solamente veía a gente egoista que busca su beneficio, no siendo yo nada de importante en absoluto para ellos y consecuentemente, para mi mismo tampoco.
Sí, me siento un poco como en una escena futurista del cyberpunk, donde le mundo es un caos y está hecho mierda y cada uno sobrevive como puede, no fiándose de nadie y teniendo una actitud poco amable.
Llevo ya 25 años sintiéndo a la gente como algo peligroso para mi, con miedo de enfrentarme a posibles «conflictos» con ellos, viéndome que no tengo autodefensa y viendo a todo el mundo como algo totalmente ajeno a mi, sin poder darme ningún tipo de importancia a mi mismo. Estos pensamientos en bucle sin parara desde entonces.
Como veremos en mi historia, esto tuvo su etapa y desarrollo.
Miedos heredados y la gelatofobia
Empezaremos por este elemento, que creo que es la clave de todo. En mi familia, hemos crecido con un cierto miedo a lo social por algo que ya contaré en mi historia. Pero lo cierto es que había un sentimiento de cierto rechazo del entorno en el que viviamos a nuestra familia.
Puede que ese rechazo no fuera real, pero el sentimiento sí lo era para mi familia y en ese sentido nos aislabamos del resto. Eso hizo que yo también tuviera ese miedo en ciértos ámbitos de mi vida, sobre todo empecé a ver las risas, como algo que me pudiera poner en peligro o algo que me pudieran tomar de tonto.
Claro, las risas y el humor nos gustan a todos, pero cuando te tomas de una forma insegura y como si fuera un ataque esas risas, puede ser muy doloroso. Yo al ser una persona graciosa, tenía un problema con ello.
Y con tal mala suerte que lo interpreté de una manera equivocada y ese miedo se convirtió en realidad, dándome prácticamente sensaciones de rechazo y gelatofobia, contaminando la ideología positiva que yo tenía de la vida, dejándome fuera de lugar de la vida y preguntándome «¿Qué soy yo?»
LA idea de no ser importante
No entendía por qué ese miedo hacia los demás, donde luego fuí relacionandolo con que la gente se puede reír de mi y me podía hacer verme de menos, existía. Además, existía en ciertos ámbitos, es decir, no dependía de las personas, sino del lugar en el que nos encontrábamos.
Por ejemplo, la calle, pensaba que ahí la gente se transformaba y era un salvese quien pueda, donde cada uno buscaba la manera de sobrevivir en ella, siendo un lugar no seguro para mi.
Pero seguía sin tener sentido todo ello… entonces justifiqué, ese miedo y ese malestar que los demás podían producir en mi, con una verdad absoluta y es que «todo el mundo busca lo mejor para si mismo».
Y por su puesto que eso es así, cada uno, tú, yo… en el fondo queremos lo mejor para nosotros y nos movemos en base a ello verdad? Es decir, lo que más nos importa somos nosotros mismo, algo que es innegable.
Pero el utilizar esa verdad, como justificación de mi malestar, me hizo ver, que yo no soy nadie, no pudiendo socializar como antes y además de que me dió esa cierta duda existencial, lo relacionaba directamente con esa sensación de menosprecio hacia mi por los demás, por lo que esa fue la clave de que ese miedo se trasladase a todos y cada uno de los ámbitos de mi vida.
la autoexigencia y el autosabotaje
Lo peor no es que me hubiera sentido dolorido, menospreciado, humillado y rechazado, lo peor es que a día de hoy, no sé si por autoexigencia de no haber arreglado eso en su momento y de haberme sentido así, es como que esa sensación está ahí pendiente.
Es decir, si por algún casual, me olvido de lo malo y me centro en pasarlo bien, siempre me viene a recordar aquella vez en la que me sentí humillado por ser quien era, como que eso no lo tengo que olvidar y no soy capaz de dejarlo atrás, como si fuera mi debilidad y que si me vuelve a ocurrir, pasaré por lo mismo.
Entonces, siento como esa sensación, después de 20 años aún no se me ha ido, estoy clavado en aquello y me autosaboteo constantemente y no me perdono a mi mismo por sentir aquello y no saber afrontarlo.
Entonces, eso también me da una sensación de debilidad y cobardía que no me deja cuidarme a mi mismo y no me deja verme seguro de vivir mi vida con tranquilidad.
Sin apoyos y no mostrar debilidad
Los apoyos creo que tengo muchos y ahí están, lo que pasa es que yo no siento confianza o no he aprendido a que cuando estoy mal, me apoye en otros.
Puede ser esto un tema cultural, los vascos en general o mi entorno por ejemplo, no solemos contarnos las sensaciones o cosas desagradebles que nos pasen a nivel emocional. Además que yo particularmente y con esa idea de «no ser importante» aún más, pienso que no quiero aburrir con mis problemas a los demás.
En este sentido es culpa mía por no apoyarme en los demás. Pero es que además, siento que el mostrar mi punto débil, puedo dar el poder a gente que en algún momento puede usarlo en mi contra y hacerme aún más daño o darme en el punto débil. Esto no tiene mucho sentido y es un poco paranoya, pero es lo que siento y no me deja tampoco en apoyarme en los demás.
El contar tus cosas, creo que tienes que hacerlo cuando sientas que eso te puede ayudar, pero no es mi caso. Me puede ayudar sí, pero también el orgullo de ser así de débil mentalmente y que no debería de tener yo este problema, me frena en querer afrontarlo también o en trabajarlo.
Y por eso, esta web me gustaría utilizarla como una forma de expresarme mia, para hablar sobre conceptos y que si alguien se anima a debatir, charlar y a todo lo que se aportar y que le sea de ayuda a los demás, encantado.