Mis orígenes familiares

La familia. Uno de los factores que más afectan (si no el que más) en nuestras vidas, sobre todo desde que somos pequeños hasta nuestra adolescencia.

Yo, en mi caso, soy vasco. Y yo pensaba que no, pero dependiendo tu lugar de nacimiento tienes ciertas tendencias culturales que se repiten. Me refiero a que podemos ser algo más fríos que otras personas de otras partes de España, en el sentido de mostrar afecto y de que la familia es un pilar importante.

No digo que en la cultura vasca no sea importante la familia, pero sí que nos importa a nuestra manera, sin que se note mucho el aprecio, sin apenas muestras de cariño y aparentar cierto distanciamento entre los miembros.

De hecho, mi madre si es vasca y mi padre de Salamanca y el sentimiento de unidad, no tiene nada que ver el uno con el otro. La familia vasca a mi modo de ver, parece que no existe y solo nos juntamos una vez al año y a veces ni eso. La familia de Salamanca, si que se preocupa más, hacen más comidas familiares y dan más importancia a la propia familia.

Mi familia nos conponemos de mi madre, mi padre y mis dos hermanos, donde yo soy el menor de los 3 y donde me sacan 7 y 5 años respectivamente. En nuestro caso, nos importamos pero lo justo, con ese temor de no querer cruzar la línea de meternos demasiado en la vida de los demás y de no querer molestar. Nunca hemos preguntado el «¿Cómo estás?» o simplemente decimos que bien, sin saber mucho el qué contestar. Simplemente con saber que estamos sanos y bien, es ya suficiente para que no nos preocupemos más.

Ahora, no me digas exactamente que planes de futuro tienen o que van a hacer en verano porque no lo sé. Hoy día mis hermanos viven cada uno por su lado, aunque cerca los unos de los otros y mi padre falleció en 2016. Yo, sigo viviendo con mi madre.

Cuando viviamos todos juntos, mi familia era de clase media como muchas otras familias, con mi padre que vino desde Salamanca a encontrar una vida mejor y mi madre que nació y creció en el pais vasco como ya he dicho, donde ambos trabajaron duro para que no nos faltase de nada, teniendo los hijos prácticamente todo hecho. Curioso porque aunque creo que eso está bien, opino que también tienes que hacer que se lo ganen o que aprendan a sentir que todo tiene su esfuerzo y que la vida hay que ganársela.

Personalmente si que hecho en falta hoy día eso de que si hago algo mal o no me esfuerzo, tenga sus consecuncias, porque me dieron una sensación de que tuviese la actitud que tuviese, siempre tenía esa protección suya y manga larga a hacer lo que quisiera, sin consecuencias. Sí, creo que les faltó el hacerme pasármelo mal, para que yo espabilase y creo que es parte de mi problema actual de sacar mis cosas adelante por mi mismo.

La frase meme de “problemas del primer mundo”, «generación de cristal» y el de «duros tiempos crean a hombres fuertes, hombres fuertes crean buenos tiempos y buenos tiempos crean hombres débiles» es muy cierto.

duros tiempos crean hombres debiles

Por eso yo veía que la vida siempre estaba llena de oportunidades y facilidades, y con el apoyo de mi familia, me sentía especial, como todos nos hemos sentido alguna vez.

Mi madre

Mi madre es la mayor de 2 hermanos y de su hermana, donde de pequeña se dedicaba a cuidar del resto y fue ingresada en un internado donde dice que ahi es donde tuvo a su unica amiga en toda su vida.

Es muy nerviosa con cualquier tema que se salga un poco de la normalidad y muy extremista donde un pequeño detalle puede hacer que lo vea todo negativo y se desespere en seguida. Como se suele decir, se ahoga en un vaso de agua.

Aparte de ello, ha sido y es muy trabajadora y muy dada a la familia y a los demás, incluso muchas veces anteponiendo el resto por encima de ella. Esto creo que viene de familia ya que su padre (mi abuelo) era el practicante del pueblo, donde cuidaba mucho de los enfermos del propio pueblo, incluso dejando de lado a su familia. Más que nada porque se comprometía mucho con causas sociales, como la mejora de la vida de los pobres y enfermos del pueblo, trayendo gente al pais vasco a trabajar de otros rincones pobres de españa, acudiendo a altas horas de la madrugada a poner inyecciones a un enfermo, colaborando con la cruz roja…

Recuerdo una historia que me contaba mi madre, donde a eso de las 3 de la mañana, tocaron a la puerta de la casa donde vivían y era una pobre chica que vino a pedir ayuda ya que un familiar suyo estaba enfermo y que lo mirara mi abuelo para darle una inyección. Mi abuelo, se quejaba mucho del estrés que le daba su trabajo, pero jamás dijo que no a nadie. Entonces acudió al hogar de aquella chica e hizo las curas pertinentes a aquel paciente. Pero además de ello, vio que eran una familia pobre y le dio pena. Asi que mi abuelo volvió a casa, tomó unos trozos de pan y se los llevó a aquella familia. Esto, estuvo bien, pero no se libró de la bronca de mi abuela ya que aquel pan era también de lo poco que tenian ellos para el siguiente día…

Por ese motivo mi abuelo era muy dado a las causas sociales pero por otra parte, descuidaba de su familia e hijos, sintiéndose mi madre muchas veces sola. Dice mi madre que le tenían un cierto miedo a mi abuelo cuando aparecía por casa, ya que como digo, mi abuelo trabajaba mucho fuera y las ocasiones que volvía a casa, de lo cansado que estaba, no quería que nadie lo molestara, solo quería comer rápido y descansar lo que los enfermos o alguna llamada a deshora de gente buscando ayuda, le permitieran.

Por eso no tenía tiempo para cuidar de su familia, refunfuñando a cada rato y solo se quejaba de lo estresante que era vivir como vivía, pero sin embargo, mi madre si me ha comentado que ella se sentía sola y abandonada por su padre muchas veces. El dicho de «En casa de herrero, cuchillo de palo» en este caso, es totalmente cierto.

Mi madre a día de hoy, también a adoptado esas maneras de dar una sonrisa a la gente, de hablar dulce en el teléfono… pero luego en casa se queja de que la gente le molestaba o de actitudes de la gente que no le gustan. Incluso se coge la molestia de hacer todo para que el huésped no le falte de nada y esté lo más contento posible, pero luego se queja de que lo tiene que hacer todo y lo cansado que es que vengan visitas a casa.

En su vida no ha sido muy social, aparte de involucrarse como mi abuelo prácticamente por necesidad o pena con la gente, emocionalmente nunca se ha sentido integrada ni arropada con ningún grupo de amigos, ni con su familia, únicamente se apoyaba en mi padre. Se ha limitado a trabajar como la que más, por un lado en casa, haciendo la comida, tareas… y por otro lado en su trabajo como secretaria, donde trabajaba mucho y decía siempre «sí» a lo que le pedían.

Tanto es así, que como nunca se quejaba ni ponía pegas, se aprovecharon de alguna manera de ella en su trabajo, mandandole la mayor carga de trabajo a ella, dándole más responsabilidades pero bajándole el rango y salario. Algo injusto y que esto pasa por no poner límites.

Según ella, al no involucrarse con ningún grupo de amigas y pasar de rollos políticos, que en su día eran el pan de cada día de euskadi, la apartaron de alguna manera y se vio sola. Veía que las demás estaban todo el día hablando entre ellas, trabajando poco y quejándose de todo. Sin embargo, eran las que más beneficios obtenían y mi madre que solo callaba y trabajaba sin quejarse, era a la que más le puteaban.

Hasta que un día ya no pudo más con la situación y mi padré, que como he dicho era su único apoyo, quiso tomar cartas en el asunto, que aunque no podía arreglar aquella injusticia, sí conseguir el mal menor para mi madre, ya que como he dicho le iban a bajar de sueldo y poner trabajos peores. Al final consiguió solucionar aquella situación de alguna manera, pero como veréis mi padre siempre tenía esa forma de ser de enfrentarse a cualquier injusticia y siempre con astucia e inteligencia.

Mi padre

Mi madre y mi padre se conocieron en un club de ajedrez cuando eran jóvenes. Mi padre llevaba poco tiempo en el pueblo ya que eran originarios de Salamanca, donde mi padre, sus 2 hermanas y sus 3 hermanos emigraron para buscar un futuro mejor para la familia.

Por eso quizás mi padre puede tener más insitinto de supervivencia, más fuerza y capacidad de enfrentarse y voluntad para mejorar las vidas y situaciones de él y sus seres queridos, algo que como ya he dicho antes, creo que es bastante necesario para todos.

Como él me contaba, cuando mi padre era un niño, pasaban hambre y cuando solían comer, ponían una olla de lo que fuera en el medio y todos alrededor, destapaban la olla y todo el mundo metía la mano para comer muy rápido y lo máximo posible. Por eso cuando yo me entretenía e iba a comer por ejemplo una croqueta y ya no quedaban, siempre me recordaba esa anécdota con un refrán que me decía «Oveja que bala, bocado que pierde». Y sí, eso es espabilar por necesidad.

Aunque tristemenete mi padre falleció en 2016, era muy inteligente, tanto que incluso el resto de su familia y por su puesto mi madre, se apoyaban en el para tomar decisiones economicas y de cualquier otro tipo que fueran importantes, ya que se le daba bien estudiar la situación y ofrecer la solución más efectiva.

De hecho, nosotros vivimos en un monte y cuando mis padres recién construyeron la casa, el ayuntamiento quería construir una carretera que pasaba justo por al lado de la casa donde sería el camino hacia un cementerio en el monte.

A mi padre le parecio raro y se quejó diciendo que no era la mejor solución que la carretera pasara justo por al lado nuestra casa y que sería mejor que lo hicieran unos metros más allá, por tema de ser más corto el camino y tener que hacer muchas menos obras. Pero desde el ayuntamiento le dijeron que ya se había aprobado la obra y que no había nada que hacer y que desisitiera en su queja.

Pero mi padre, con su cabeconería y ya que se trataba de una situación que sería para toda la vida, tomó prestados trípodes y empezó a medir todo, apuntándolo en un mapa, midiendo la altura, el terreno,haciendo cábalas… metio mil horas para calcular como sería hacer la carretera desde otro lado (Como si fuera un arquitecto sin obviamente, serlo) y presentó otro nuevo proyecto al ayuntamiento, donde les salía mucho mas economico hacerlo de esa manera. Pues bien, era tal la diferencia economica que había entre los dos proyectos y estaba todo tan bien detallado, que finalmente aceptaron la propuesta de mi padre y gracias a eso, nosotros estamos más tranquilos sin una carretera al lado en nuestra casa hoy día.

Pero no siempre había sido tan listo. De hecho, de pequeño creían que era un niño tonto y que no le daba la inteligencia para estudiar y su padre lo quería llevar directamente a trabajar. Pero le dió un ultimatum. Le pagaría los estudios con tal de que no dejara ninguna asignatura y aprobara todo a la primera, ya que era una familia pobre y no se permitían ningún malgasto.

Pues no solo aceptó ese ultimatum sino que fue de los mejores de su universidad, tanto es así que antes de acabar sus estudios ya le metieron a trabajar en una de las grandes empresas de la zona.

Era más social que mi madre y era muy luchador por las causas justas lo que le daba un gran carisma y también se comprometía con los demás. En fin, era un luchador sin miedo y que no tenía vergüenza para conseguir aquello que creía merecer. Sin embargo, creo que sí tenía un punto débil al que no podía hacerle frente, el mismo que yo tengo actualmente y que entenderemos más adelante.

Yo

Yo soy el 3er y último hijo de una familia compuesta por mi madre y el resto varones. Querían que yo fuera chica, por eso el tercer intento, pero no salió como esperaban. Como la mayoría de hijos menores, era muy consentido, más que mis otros hermanos, y como me gusta la fantasía me sentía «el elegido».

Ese consentimiento, me daba el poder de hacer lo que me diera la gana, enfadar o gastar bromas a mi familia, porque en el fondo, sabía que me querían y todo lo que me hicieran o dijeran a modo de bronca, en el fondo había cariño.

Y era así. Aunque les molestaba y hacía rabiar a mis hermanos, luego siempre me tenían un gran aprecio.

Siempre he tenido ese sentido de la justicia también como mi padre y el hacer el bien a los demás como mi madre, no dejandome llevar por fanatismos o ideas radicales y creo que soy bastante justo y objetivo con las situaciones en ese sentido.

Por ejemplo, si estoy viendo un partido y quiero que el equipo B gane, si considero que algo no es falta o penalty a favor del B, no voy como un energúmeno gritando «ha sido penalty!!» solo porque yo apoyo al equipo B y quiero que gane.

O como alguna vez me han echado la bronca de «Oye, ¿pero tú con qué equipo estas?» cuando me ha parecido que el equipo contrario tiene razón y aunque nos perjudique, los he defendido. Es decir, hay que ser justos y objetivos, independientemente de quien lo sea (Justo lo que no ocurre cuando eres extremista ideologicamente).

Y claro, en mi familia yo me sentía querido pero…  ¿que ocurría fuera de ella? Ahí siempre he tenido problemas de interpretar a la gente.

Además, mis padres no eran tan sociales como la mayoría lo son. Apenas tenían amigos con los que quedar, nunca les ví interactuar amistosamente con gente salvo contadas ocasiones y el socializar nunca fue una caracteristica destacable de ellos, por lo que yo tampoco pude copiar aquella faceta de mis padres.

Yo heredé la parte de autodefensa y el poder decir las cosas cuando creo que no eran justas, pero también heredé la parte de no querer o saber reaccionar al enfrentamiento con otras personas por que no sé que tipo de peligro suponía ello para mi, lo que hacía dudar de mi autoestima en ese sentido.

Pero yo era considerado ante todo un chico muy alegre y positivo, siempre sonriente, incluso a día de hoy y aunque puedo sentir un disgusto o una incomodidad enorme, la sonrisa me sale automáticamente.

Veía la vida como algo positivo y eso hacía que yo lo fuera, gustandome compartir esa sensación de alegría con los demás. Siempre tenía esa habilidad pasiva de analizar el entorno y me preocupaba si veía o sentía que alguien pudiera estar mal o triste y me daba pena e intentaba animarlo o al menos preocuparme por él.

De hecho, el otro día, una señora de 90 años amiga de la familia me dijo que me quería mucho porque cuando yo era un niño (que ni yo me acuerdo), recuerda que ella estaba mal y que nadie se le acercó a preguntarle y que yo fui y le dije que a ver si estaba bien y le ofrecí ayuda. Me dijo que eso nunca se le olvidará y que valora mucho aquello. Aunque yo no me acuerde de eso, cuando me lo contó me alegré que al menos le hiciera sentirse un poco mejor a aquella señora en aquel momento.

Y aquel era mi ideal, ya que pensaba que si todos actuabamos de aquella manera, es decir, de preocuparnos por los demás, todos nos preocuparíamos y cuidaríamos a todos, por lo que el mundo sería mejor. Por lo que en el fondo siempre creía que todos buscabamos cariño, la sensación de importancia para los demás y en definitiva cariño, que era como funcionaba el ser humano. Como eso yo lo podía conseguir, era una persona contenta.

Aquello me llevó a ser muy social y a no llevarme mal con nadie o a alejarme de aquel que no me convencía, a hacer muchos amigos, a ser extrovertido y sacar mi humor, sintiéndome yo libre de ser como quisiera.

Esa sensación me hacía sentir poderoso. Sin embargo que mis padres no fueran tan sociales y que no se relacionaran mucho con otras personas, no me cuadraba mucho y por eso empecé a sentir cierta desconfianza hacia algo que no sabía lo que era.

Claro que mis padres, cuando tocaba se relacionaban con normalidad y eran sociales, incluso conseguían simpatía y hacerse algún que otro amigo, pero no tenían esa voluntad o parte ociosa social por placer, ni salían apenas a la calle. Y esto, mi «yo niño» lo veía, aunque yo no lo comprendiera.

Y aquí entra en juego mi gran imaginación, que por su puesto me servía para lo bueno, pero también para lo malo. Y me fui haciendo una idea equivocada de lo que la gente supone para mi y para el mundo. Pero aún falta para esta parte.

Por mi parte, yo seguía sintiéndome el rey, listo para embarcarme en la aventura de la vida.

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