Bird
Había otro amigo del local, que le llamaremos Bird. Este chaval era majo, callado y observador. Nunca se metía con nadie y aparecía muy de vez en cuando por el local y cuando lo hacía y la gente lo veía venir a lo lejos desde una ventanita que había, muchos comentaban:
«Ostia ya viene este tio. Es más raro que un perro verde, pero por fin ha aparecido.»
Y cuando ya se unía con el resto, era serio y todos lo respetaban de cierta manera. Incluso yo, tenía cierta distancia porque se le veía que él no estaba tan cómodo en aquel ambiente. Además no era uno de los habituales, por lo que me costó tener cierto acercamiento.
Resulta que Bird, fue la pareja de Psycho en aquella partida de mus anteriormente citada y cuando Psycho estaba lanzandome puyas de que estaba loco, Bird de alguna manera me defendió.
“Pagliacci no está loco, se hace el loco”
¡Coño uno que se da cuenta al fin! Pues claro, me gusta, no, perdón, ME ENCANTA hacer el tonto y hacerme el loco, pero con cabeza y utilizaba esa locura para positivizar las cosas y pasárnoslo bien.
No tengo otro objetivo en la vida que de poner un poco de humor y salsa. Pero parecía que nadie lo entendió. Solo Bird.
Él quiso hacer entender a Psycho y a los demás que lo que me molestaba era la manera que utilizar esa palabra “contra” mí y que por su puesto yo no estaba loco, sino que me hacía el loco.
Entonces, puede que sea raro por ese gusto por el buen humor y creatividad que tenía, pero analizando a fondo, puede que fuera el menos loco de todos, ya que siempre he controlado mucho, demasiado mi mente. Y después ver como a otra gente que es un trozo de pan, se le va la cabeza cuando juega a fútbol, ver a como muchos que parecían graciosos y amables y después montar pollos escandalosos por tonterías que le molestaban, o gente que bebe mucho alcohol y que se les vaya la cabeza como para hacer locuras que pueden rozar la delincuencia… o el simple hecho de meterse drogra para evadirte de lo que realmente eres… Pero claro, después el loco soy yo, lo que los demás hacen es totalmente normal, claro…
El papel de loco
Finalmente, el papel ese de loco que PSycho me puso, se normalizó dentro de aquel grupo de amigos y ya empecé a tener pánico a ese término de «loco». Se estaban convirtiendo en mi martirio y ya no me gustaba que nadie me llamara loco ni nada.
Aquella actitud de Psyco hacia mí se tomó como algo normal y como yo me callaba por mi inseguridad, pues impulsaba indirectamente a los demás a que me llamaran “loco” también por todo, cambiándome el papel de majo y de gracioso que tenía al principio por el de que era un loco. Es como al chico que le hacen bullying, que toma ese papel y que todos saben que le pueden hacer de todo. Ni de lejos me hicieron bullying, pero para entender la situación.
Claro, yo para ellos ya estaba integrado pero a mi aún me faltaba un poco de tiempo para tomarme bien según qué cosas y sentirme seguro y al ver que Psyco me había dado un nuevo rol en ese local y claro, yo era el nuevo, no sentía que estaba en un lugar como para defenderme, no sabía qué hacer y seguí siendo yo como podía aunque cada vez con menos seguridad y más apagado..
En cierta manera no les culpo y es normal, muchos de ellos no creo que supieran que me molestaba (o eso espero creer), pero les empecé a tener miedo también a aquellos que más seguían los pasos de etiquetarme com tal y se empezó a convertir en una rutina.
Aunque no era el primer lugar en el que me llamaban loco ni los primeros en mi vida que me lo llamaban, en otras ocasiones me lo tomaba con naturalidad y diversión, ya que me lo decía la gente con una sonrisa o cuando se lo pasaban bien conmigo y en confianza, dándome fuerzas para seguir siendo ese loco.
Pero por mucho que pensara en ello, era innegable que la actitud de los demás hacia mí me dolía… y poco a poco,esa negatividad en mi mente hacia como yo era, fue calando.
Ya era en una bola de nieve que no sabía cómo parar.Finalmente se hizo realidad aquel miedo a la calle que tenía, justo aquello que me preocupaba que pasara, estaba pasando y siendo real.
¿Qué demonios podía hacer? ¿Les iba a decir que me tuvieran respeto?¿ Que me molestaba que me dijeran todo el rato que estaba “loco”? Conociéndoles y viendo sus antecedentes, me daba miedo que si les descubro esa «debilidad» mia fuera a peor.
Por ejemplo, si venía alguien nuevo al local, para mí era positivo porque no estaba “contaminado” por esa perspectiva hacia mí de que estaba loco, por lo que podía empezar de 0 con el nuevo.
Pero claro, eran amigos de mis amigos del local por lo que ya me presentaban como el loco y cuando quería hablar de algo de forma normal con el nuevo ya era tarde y ponía atención en reírse de mí por lo que decía y no en el mensaje ni el contenido.Era lo que había que hacer, reirse de lo que yo decía, pero no conmigo. Y otra vez las ovejas llaman a otras para que les sigan. Y estaba cada vez más arto y decepcionado con ellos, no pensaba que eso acabaría de esa manera. Y yo por ser débil, me lo comí todo.
También en otras ocasiones, alguno ligaba con alguna chica y traía a su ligue y a sus amigas al local para presentar a los demás chicos por si sonaba la flauta. Claro esas épocas, estabamos en la edad de empezar con los primeros amores y ligues y aunque yo estaba pensando en Morena, no estaba cerrado a conocer a otras chicas, por lo que estaba interesado en poder conocer a chicas que mis amigos traían.
Pero yo ya me sentía el loco, no me sentía nada más y con esa sensación que no me gustaba de mi mismo, no me podía motivar a ser natural y que me conocieran tal cual. y cuando mis propios amigos se dirigían a mi delante de las chicas refiriéndose hacia mí como un loco, como me iba a motivar para ser majo, creer en mi mismo y abrirme a ellas? Era imposible crear un vínculo con nadie en esas condiciones y el simple hecho de que me pudieran interesar y yo a ellas, se hacía imposible.
Por lo que me limitaba a no hablar mucho y participar muy poco en las cosas.
Incluso un chico que parecía majete vino a través de otro amigo del local por primera vez y yo al principio me quería hacer su amigo, ya que estuvimos un rato solos y se lo pasaba bien conmigo, pero a medida que iban viniendo mis otros “amigos” ya empezaban con la cantinela del loco y demás y contagiándose el nuevo con esa actitud hacia mí de que estaba loco, empezó a llamarme loco también en ocasiones que no venían a cuento o simplemente porque los demás así lo hacían. Pues al final acabé pensando en que ojalá no viniera más ese chaval porque era más de lo mismo y suficiente tenía con lo de dentro.
Incluso jugando de nuevo al ping-pong, escuchaba comentarios de Besu y de otros de:
“mira la que te ha hecho el loco”
o
“Ese loco ahí que buen tanto!! Vas a ser bueno y todo”
Y claro, era el puto Besu, joder me la estaba haciendo por segunda vez… y yo como tonto siendo la víctima otra vez y dejando que eso me afectara! Esto es demasiado…
Repito, el principal culpable era yo, primero por dejarme sentir mal por ello y no tomármelo como un juego y segundo por no “defenderme” a mi manera ante los demás, con la poca vergüenza que se me caracterizaba en otros ámbitos.
Seguramente si no le mostrase esa debilidad a Psyco no se metería conmigo- Pero se lo mostré, le mostré debilidad y me convertí en un blanco fácil que me hacía mella poco a poco. A mí que me consideraba un tío seguro y con las ideas claras.
Visto desde fuera no parece tan grave, pero con las anteriores experiencias, con las ganas que tenía de quitarme ese miedo a la gente de la calle y que justo me haya llevado esta sorpresa tan desagradable… pues me jodió.
Lo que sentí yo con todo eso en aquella situación no se lo deseo a nadie.
El único que veía que no me llamaba nada era Mure, porque me tenía cariño y no era lógico que me diera ese papel si en el círculo de los cinco me apreciaba tanto, no tendría sentido. Se reía un poco de la situación, pero que iba a hacer… Tampoco sabría que me estaría molestando tanto.
Hasta aquí
Había perdido las fuerzas, ya no era un chaval seguro en el local para nada y una aura negativa crecía poco a poco a mi alrededor, teniendo ya pocas ganas de aparecer por el local y teniendo un poco de pánico a que me cruzara con aquellos amigos míos.
Y lo más peligroso… se me estaba metiendo esa negatividad en mi mente referente a mi personalidad, que hasta hace nada la veía más sana que nunca y era lo que más me gustaba de mí mismo, mi propia forma de ser.
Quería volver a tener esa sensación de respeto, de sentirme uno más, de que soy importante. Por eso intenté ver las cosas positivas dentro de mi cabeza y convencerme de que
“Vamos, que seguro que me lo dicen a buenas, porque les transmito confianza y están a gusto conmigo. No es para tanto, voy a intentar ver las cosas de manera positiva. Tampoco creo que me lo llamen tanto si no estoy atento.”
Era de mis últimas opciones de poder cambiar aquella sensación, con esa intención de ver aquello con otros ojos positivos. Asique fui de nuevo al local, pero nada más llegar, ya me saludaron con un
«Buenas, ese loco cuanto tiempo que no te veía»
y en seguida lo relacioné con aquel malestar propio, con una imagen mía que no me gustaba, con un sentimiento de humillación y menosprecio que me hacía sentir, de alguna manera rechazado. Y no veas lo que se siente cuando sientes que te están rechazando, sea verdad o no.
Por eso, no podía más. Eran mis amigos por los que aposté que me iba a sentir respetado, amado, querido, poderoso, importante, fuerte… pero justamente todo lo contrario, a aquello que más temía sentir, lo estaba sintiendo, es decir, humillado, menospreciado, rechazado… y no podía parar ese sentimiento por aquella etiqueta de loco que me hacía sentir un tonto que solo decía chorradas y al que no había que hacerle mucho caso.
Por eso ya no pude más. Y en una de estas que estabamos jugando 4 amigos por parejas a un videojuego de fútbol llamado fifa (en el que no era muy bueno) y en el que mi pareja era uno de los amigos que consideraba que menos se metía conmigo, en unos pases que le hacía al jugar o cuando yo no llegaba a recuperar el balón y salía por la línea de un lateral del campo, me acuerdo que sus palabras fueron
“Pero que haces, locoooooo”.
Medio gritando por la emoción y por la tensión del juego. Ahí ya no aguanté más. Ese ataque me dio la muerte en aquel instante. Acabamos de jugar como pudimos y nos quedamos los 4 a hablar.
Yo estaba callado intentado asimilar todo el dolor que tenía. Mis compañeros al verme callado me decían
“Oye tú, estas muy callado. Estás como que no estás,no noto tu presencia. De cuerpo presente pero de mente no estás. Como un fantasma jeje”
Ya cualquier comentario me hacia sentir mal y con eso último que me dijeron , no pude aguantar más y mi dolor llegó al límite, empezando a llorar silenciosamente.
Algunos, al tiempo se fijaron y empezaron a preocuparse
“Pero si está llorando. ¿Qué te pasa?”
les dije que me iba del local, que no podía estar más asi, que no tenía la suficiente confianza como para tomarme bien las cosas que me decían, que todo el rato, loco, loco, loco al final molesta. Pero que no es culpa de nadie ya que era yo, que por alguna razón no me lo tomaba bien o no podía tener esa confianza para ello.
Y justamente, el que me acababa de decir lo del videojuego me dijo:
“ya, es que algunos se pasan mucho”.
También me dijo, algo que recordaré siempre y es que,
“contigo en el poco tiempo que llevas, tengo más confianza que con muchos que llevo toda la vida. Por favor, quédate, no les hagas ni caso”
Y eran palabras bonitas la verdad.
Pero yo, ya había demostrado debilidad, ya no podía estar ahí por orgullo, porque además que no podía tomarme bien las cosas que me decían, ahora tenían ellos el poder de saber que me pueden hacer daño o que soy psicológicamente más débil. No podía ser yo y no me toleraba a mi mismo ese “fracaso”. Por eso, aún medio llorando pero más calmado, les dije que gracias pero que no podía seguir ahí. Y fue la última vez que pisé ese local. Y la última vez que fue del Ander que había empezado a salir asiduamente a la calle.