La clave para no sentirte solo

Se cree que la persona que tiene más vida social, que tiene más amigos y que conoce a más gente, es el más feliz y el que más acompañado está y al contrario, el que menos amigos tiene, el que no conoce a nadie, es el que más solo está.

Aunque en un principio tiene toda la lógica del mundo, no lo es tanto, cuando nos damos cuenta de que la gente en nuestras vidas, va y viene todo el tiempo y que interpretamos de manera diferente lo que la gente es para nosotros.

Los únicos fieles y que van a estar el 100% del tiempo con nosotros, apoyándonos en lo que hagamos, siempre ahí, tanto en lo bueno como en lo malo, ayudando a conseguir nuestras metas, conociéndonos bien… somos nosotros mismos. Parece una chorrada, pero no lo es.

Me acuerdo de niños en la escuela, que la maestra tenía una caja misteriosa donde nos decía que tenía la respuesta de quién era la persona más importante para nuestras vidas. Los alumnos empezamos a hacer conjeturas donde la gente decía «¿Será mi madre?» otros decían «No, tiene que ser mi hermano, que lo quiero mucho» otros sin embargo, más inocentes decían «No, es mi mascota que me paso el tiempo jugando con él!».

Entonces nos pusimos en fila. Uno a uno íbamos descubriendo, en cuestión de 5 segundos, la persona más importante que era para nosotros. Yo estaba alucinando y lleno de ilusión por descubrir quién era, mi padre, mi madre, mi hermano, mi abuelo, mi perro… y pensando en la foto que tendría la maestra de mi persona más importante de mi vida, pues ni yo mismo sabía quién era exactamente.

Llegó mi turno, me asomo a la caja misteriosa, la profesora me dice que mire atentamente y de repente, le da la vuelta a lo que es un espejito de mano y miro y me veo yo mismo reflejado. Qué raro y qué giro inesperado.

Me acuerdo de ello como si fuera un plot tuist de los grandes y que no me lo esperaba. Y veo que tiene razón, que lo más importante somos nosotros mismos. Lo que ocurre es que para sentirnos bien con nosotros, tenemos que quitar ese sentimiento de soledad, por eso buscamos el cariño y amor en los demás, porque el amor es algo que fluye, que está en constante movimiento, como la vida, como el agua y es por eso que parece que el amor de los demás es lo más importante para cada uno.

Sí y no, como hemos dicho, porque la clave de todo esto es la capacidad de cada persona tiene de sentir ese amor hacia uno mismo y aquí entran muchos factores diferentes en cada uno, lo que hace complicado sentirse querido.

Yo por ejemplo, antes, con un simple «hola» que me dijeran, un saludo que me hacían, ya era sinónimo de amor, de comunicación, de quiere saludarme, de soy importante, de tiene un detalle conmigo por lo que me siento apreciado y eso todo lo traducía en un «Soy una persona querida y me quiero yo mismo por ello».

Sin embargo, ahora mismo, aunque me alzen en hombros, aunque me digan lo bueno que soy, lo mucho que le importo a la gente, no me voy a sentir querido por nadie, porque creo que todo es una mentira o un teatro donde lo importante es otra cosa y lo que menos les importo soy yo, por lo que ese amor no fluye en mi y me cuesta verme a mi mismo con amor.

Y puede que para uno, no se sienta solo simplemente hablando con el vecino o con la panadera 5 mintuos al día, eso le rellena de amor para si mismo. Sin embargo, puede haber otra persona que al día está con 100 personas diferentes, pero para que se sienta querido, necesite ver ciertas cosas de las personas que le rodean, y al no ver eso, cree que no es digno de amor y se sienta solo y sin amor hacía si mismo.

Y el problema de la gente muchas veces es que se cree que a él le tienen que querer porque sí, porque es él o ella mismo y le tienen que abrir las puertas,tomarle en cuenta, importarles… cuando ya he dicho que el amor es algo que fluye y para que le quieran, primero tienes que querer tú, ir con una actitud de amor, de compañerismo, de importarte los demás, porque eso mismo se te devolverá.

¿Qué pasa? que no en todas las situaciones ocurre que se te devuelve el amor, aunque a la larga es algo que no falla, es decir, si tienes actitud de querer, al final te van a acabar queriendo, puede que en algunas ocasiones, como es mi caso y por infinitas y diversas razones, no sientas que se te devuelva el amor. Por ejemplo, la otra persona ha podido tener un mal día, puede que esté estresado, puede que incluso se exprese de una manera que a ti no te gusta, que se sienta mal… cualquier cosa, en la que tu al ir con una actitud de amor, no te la devuelvan y pienses que estás solo.

Y aquí está la clave de todo en no personalizar ese rechazo o ese no amor hacia ti, como que no ocurre porque la persona eres tú. Nadie, ningún ser humano, odia o repudia a alguien porque sí, lo hacemos porque nosotros mismos, en algún aspecto, nos sentímos incómodos, no nos gusta algo que haya hecho la otra persona y nos recuerde a cosas malas hacia nosotros mismos y rechazamos la actitud de la otra persona. Es decir, si alguien no te devuelve amor, no es por ti, sino por los problemas que esa persona pueda tener en ese momento o desde siempre.

Y aquí está lo dificil del asunto, que es el empatizar con las personas que te rechazan, el no culpabilizarte tú como el motivo de ello, el no juzgar sus actitudes de no aceptacion (ya que es imposible saberlo a ciencia cierta) y sobre todo lo dicho, que no nos sintamos solos y que sigamos a pesar de ello, con nuestra actitud de querer, porque es la única vía para no sentirnos nunca solos.

Deja un comentario